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INTRODUCCIÓN

 

 

 

Garcilaso de la Vega revolucionó la poesía de su tiempo. A partir de innovaciones formales como el empleo del endecasílabo y la adaptación de metros y géneros clásicos, produjo una poesía amorosa de raíz petrarquista que ha resistido el paso del tiempo.

Garcilaso fue poeta y soldado. Sabía que la vida no era solo poesía y murió en combate. De hecho, sus poemas los conocemos porque los publicó de manera póstuma la viuda Juan Boscán, un buen amigo suyo.

Que hoy vivimos en prosa es algo tan evidente que no hace falta ni mirar las portadas de los periódicos. Pero aquí vamos a dar un giro de 180º a nuestra vida y vamos a componer un poema. Un poema de amor. Un poema en metros clásicos. Y Garcilaso va a ser nuestra guía.  

 

No será el único. Lope de Vega (1562-1635), que algo sabía de amores, condensó en este soneto la paradójica pasión del enamorado.

 

 

Desmayarse, atreverse, estar furioso, 
áspero, tierno, liberal, esquivo, 
alentado, mortal, difunto, vivo, 
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo, 
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, 
enojado, valiente, fugitivo, 
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño, 
beber veneno por licor süave, 
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe, 
dar la vida y el alma a un desengaño; 
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

 

 Lope Félix de Vega y Carpio


 

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